La bioeconomía circular ofrece la posibilidad de valorizar nuevos productos forestales que reemplazan a aquellos procedentes de materias primas fósiles y no renovables. Un ejemplo es la construcción con el uso de productos de nueva generación como el CLT, un producto de prestaciones mecánicas excepcionales que permite un mercado nuevo para la madera local, reduce sensiblemente la huella de carbono en el ámbito de la construcción e incrementa la eficiencia energética en la edificación.
Otros tipos de productos forestales ligados a la bioeconomía circular son los biocombustibles agroforestales o los producidos por las biorrefinerías para la industria agroalimentaria, farmacéutica o química. Además, la innovación científico-técnica también potencia la oferta de productos forestales a través del cultivo de productos originariamente silvestres, como el caso de la trufa, o de la valorización de las plantas aromáticas y medicinales.